Según los expertos, la larga vida de los japoneses tiene un secreto: su alimentación.
La dieta nipona no pasa de las 2.300 calorías diarias para los hombres y 1.950 para las mujeres. Estos números hacen que la dieta japonesa se ajuste perfectamente al patrón ideal de composición: un 12% de proteínas, un 25% de grasas y un 63% de hidratos de carbono.
Esto explica que la incidencia de las enfermedades cardiovasculares y de cáncer sea muy baja.
Las algas son ricas en minerales y en calcio. El mijo contiene hierro, fósforo y vitamina A.
El tofú es una especie de cuajada o queso de soja. Destaca por su riqueza en proteínas, hierro, calcio y vitamina B.
Todo unido ofrece como resultado una dieta suficientemente rica en proteínas, abundante en hidratos de carbono y con poca presencia de las grasas.
La utilización de nata, mantequilla o margarinas vegetales es una mera anécdota en la cocina nipona. El aceite sólo se emplea en pequeñas cantidades y para aliñar las verduras.
Además la gran cantidad de verduras que comen, solas o en guarnición, aportan la fibra que necesita el organismo porque los japoneses no suelen comer pan.
Platos típicos:
El sashimi es uno de los platos más emblemáticos de la cocina japonesa. Es una preparación de pescado fresco que se degusta crudo; se corta de diversas maneras y va acompañado por salsa de soja y wasabis, una especie de berro.
El sabu consiste en hervir vegetales y carne en agua hirviendo.
Consejo Nutrición Center:
La tempura es una forma crujiente que se envuelve en una masa hecha con huevo, vegetales y langostinos.
Fuente blognutricioncenter.com