CHINA Y EL VINO

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El sector de vinos en China se encuentra en pleno proceso de expansión, tanto desde la perspectiva de la producción como del consumo. A nivel mundial, en términos de venta y consumo, el mercado de vinos de China resulta muy atractivo tanto para las bodegas locales como para los productores extranjeros. Se considera que es uno de los mercados con mayor potencial de crecimiento del mundo, ya que crece a un ritmo anual superior al 10%.

El bajo nivel actual de consumo per capita de vinos (aún menor tratándose de vinos importados), en conjunción con el rápido crecimiento económico del país y el surgimiento de una segmento de la población que intenta imitar los gustos occidentales, crean las condiciones adecuadas para justificar dicho potencial.

• Producción de uvas: La producción de uvas se concentra en las regiones de Xingjiang, Hebei, Shandong, Liaoning y Henan, todas ellas en el norte del país. De acuerdo a la Organización de la Vid y del Vino (OIV), China posee la mayor superficie de viñedos fuera de la Unión Europea, superior a la de Argentina, Australia, Chile, Estados Unidos y otros grandes productores vitivinícolas, ocupando el 6,13% de la superficie total cultivada en el mundo (487 mil hectáreas). La superficie del viñedo chino se habría incrementado más del 15% desde el 2002, debido en gran medida al crecimiento de los viñedos destinados a vinificación.

• Producción de vinos. La producción de vinos en China alcanzó las 434.300 toneladas en 2005, representando un incremento del 18,24% respecto al año anterior, gracias a una mejora en los viñedos y en las técnicas de cultivo realizada en los últimos años. No todas las zonas productoras de vid son aptas para cultivar el tipo de uva necesario para el proceso de vinificación. Las principales zonas productoras se localizan en la i) la Bahía de Bohai (Shandong y Tianjin); ii) la zona del Noroeste (Xinjiang, Ningxia y Gansu); iii) la zona de Shacheng (al norte de la Gran Muralla, cerca de Pekín); y iv) la zona del Río Amarillo (a donde confluyen Shandong, Jiangsu, Anhui y Henan). Las variedades más populares son el Cabernet Sauvignon y el Merlot en vinos tintos y Chardonnay y Riesling Italiano en vinos blancos.

• Nivel de consumo. En términos de país, China es el décimo consumidor de vinos del mundo con 4,10 millones de hectolitros, muy por debajo de los 10,67 millones de hectolitros consumidos en la Argentina (sexto lugar mundial). Sin embargo, China ya se ha convertido en el país de mayor consumo de vinos del Asia, superando a Japón y Corea del Sur. Por el contrario, en materia de consumo per capita, los volúmenes chinos son todavía muy bajos (0,6 litros por persona/año), en comparación con los 63,80 litros de Francia, 29,23 litros de Argentina, e incluso los 2,4 litros de Japón. De todas maneras, por más pequeño que sea el incremento en el consumo per capita en China, el impacto total es muy grande dado el número potencial de consumidores en un mercado de los 1300 millones de habitantes.

• Perfil del consumidor. El consumo de vino comienza a generalizarse en la cultura moderna china a partir del proceso de apertura económica iniciado en la década del 1980, a pesar de una larga tradición en el cultivo de la uva y elaboración de vinos. Entre las bebidas alcohólicas, los grandes competidores del vino son la cerveza y los aguardientes, en especial el aguardiente de arroz “baijiu”. Por lo tanto, el consumidor chino es un consumidor joven que debe ser educado en el hábito y formas de beber vino. En general, tiene poca tolerancia al alcohol y cuando bebe, lo hace en ocasiones especiales, como cenas o banquetes formales, y durante los períodos de vacaciones (ej. Año Nuevo Chino) en que se reúne la familia. También prefiere en general el vino tinto al blanco o espumante. El vino es además un objeto de lujo, por lo que es muy común regalarlo en demostración de afecto o respeto. Ello explica la importancia que se le da a la presentación de la etiqueta y al envoltorio de las botellas.

• Entre los factores que afectan la demanda de vino se pueden mencionar, entre otros: i) la actitud favorable del gobierno al aumento del consumo de vino de uva y cerveza, en detrimento de bebidas de mayor grado alcohólico a base de cereales, por razones de seguridad alimentaria y salud pública (disminución de los niveles de ebriedad); ii) una imagen asociada a un estilo de vida social y cultural sofisticado entre los miembros de las nuevas clases media y alta y entre la juventud, todos ellos menos reacios a los cambios que impliquen una imitación de las formas de consumo occidentales; iii) los supuestos beneficios para la salud del vino tinto (factor muy tenido en cuenta por el consumidor local); y por último, iv) la gran sensibilidad respecto a los precios de los vinos y otras bebidas alcohólicas por parte de los consumidores (el vino puede no competir con la cerveza, pero sí lo puede hacer con los aguardientes; asimismo, este factor influye negativamente en el consumo de vinos importados).

• Tipos de mercados. China tiene una gran diversidad de mercados, lo cual se refleja en el nivel de consumo y en la comercialización de vinos. El consumo de vino tiene un carácter esencialmente urbano, dándose en particular en las grandes ciudades como Pekín, Shanghai, Cantón (Guangzhou), Tianjin y Shenzhen, que son llamadas de “primera línea” por ser centros urbanos con elevados PBI y niveles de ingreso per capita y por ser focos de desarrollo regional y de nuevas tendencias. Cantón, Shanghai y Pekín, en especial, juegan un papel clave en la difusión del nuevo hábito de consumo de vino; en el caso de las dos primeras ciudades porque son centros comerciales que se han mostrado más receptivos a las influencias internacionales, en tanto Pekín por ser la base de los grandes medios nacionales de comunicación. Pero más allá de estas grandes urbes, existe un grupo de ciudades menos conocidas, llamadas de “segunda línea”, que se están convirtiendo en nuevos polos económicos regionales donde seguramente aumentará el consumo de vinos a medida que mejora el nivel de vida de la población y se abren a formas de consumo de tipo occidental.

• Bodegas y marcas nacionales. El sector bodeguero chino tiene un alto grado de concentración, ya que las 10 empresas líderes dominan casi el 80% de la industria. Dado que el sector está en pleno proceso de transformación, estas empresas deben esforzarse en mejorar la calidad de sus productos y en sus estrategias de comercialización para poder mantener su posición en el mercado. Changyu, Great Wall, Tonghua y Dynasty son las marcas preferidas del consumidor chino y cuentan con elevados niveles de fidelidad, gracias a fuertes campañas publicitarias y a la cautiva clientela gubernamental.

• Comercialización minorista y distribución. A medida que se difunde el hábito de consumir vino, se va incrementando la venta en las cadenas de tiendas y supermercados. Mientras tanto, el sector de hoteles, restaurantes y servicios de catering constituye el principal canal de venta minorista de vinos en China. Uno de los principales obstáculos que enfrentan los vinos importados en el mercado chino está relacionado con la distribución mayorista, ya que los productores extranjeros dependen de sus agentes locales, que suelen tener diferentes niveles de experiencia y capacidad logística, como así también grande catálogos de marcas de vinos de distintos orígenes lo cual puede comprometer la atención que le brindan a cada uno de sus productos representados. Las grandes distancias y variaciones climáticas también generan problemas de logística en materia de transporte y almacenamiento, lo cual tiene su impacto en el precio y disponibilidad de los vinos importados, principalmente fuera de las cinco ciudades mencionadas anteriormente.

• Vinos importados. Debido a la diferencia de precios entre vinos importados y nacionales, en parte por la carga arancelaria y tributaria con la que ingresan al mercado, los vinos importados no pueden competir en precio con los vinos nacionales. Se estima que las marcas extranjeras apenas representan el 5% del mercado chino de vinos; sin embargo, dominan el segmento de los vinos de más alto valor por su prestigio y calidad. Los vinos importados se comercializan esencialmente en los grandes centros urbanos con consumidores de ingresos medios y altos, incluyendo residentes extranjeros que pueden pagar un mayor precio. Los principales canales de distribución son los hoteles, restaurantes y servicios de catering, aunque también están creciendo las ventas en las grandes cadenas de hipermercados, tiendas de vinos y sitios online especializados en vinos importados. Los vinos franceses, seguidos por los australianos e italianos, gozan de alta consideración, ya que han estado en el mercado desde hace años y se han beneficiado con fuertes campañas promocionales por parte de las propias empresas, asociaciones empresariales y de los gobiernos respectivos para convencer a los consumidores chinos de la calidad de sus productos. Sin embargo, con excepción de los vinos Bordeaux, las demás indicaciones geográficas les resultan confusas al consumidor local, por lo que la identificación por cepas juega a favor de los vinos del Nuevo Mundo.

• Política arancelaria y tributaria. Los vinos importados tienen una alta carga arancelaria y tributaria que en el caso de los vinos en botella y espumantes llega al 48,20%, mientras que en los vinos a granel al 56%. Ello se debe a que además del arancel de importación correspondiente, las importaciones de vino pagan al ingreso un impuesto al valor agregado y un impuesto al consumo, que luego son recuperados en parte en la primera venta. De todas maneras, cabe destacar que los Tratados de Libre Comercio que concluya China con países con fuerte industria vitivinícola implicarán a mediano plazo un aumento de la competitividad de sus productos en el mercado chino, lo cual requerirá por parte de los competidores, entre ellos Argentina, un mayor esfuerzo de posicionamiento de sus marcas, como lo han hecho los vinos franceses hasta el momento. Los vinos chilenos ya entran con una preferencia arancelaria del 20% (que llegará a 100% en ocho años más), pero le podrían seguir los vinos australianos y neocelandeses de concluir exitosamente estos países sus respectivas negociaciones de libre comercio.

• Importaciones. China viene importando productos de la partida arancelaria 2204 (vinos espumantes, vinos en botella, vinos a granel y otros mostos de uva) por un valor superior a los U$S 200 millones y por un volumen de 150 millones de litros. Salvo en el caso de los “otros mostos de uva”, los demás productos registraron tasas de crecimiento interanual muy elevadas. Por ejemplo, las compras externas de vinos en botella crecieron más del 90% en valor y volumen, mientras que las de vino a granel se incrementaron un 71% en valor y un 120% en volumen. Por otra parte, en términos de valor los vinos en botella continúan aumentando su participación en el mercado de importación (actualmente ronda el 55%), a pesar de que la participación en volumen de los vinos a granel sigue siendo superior al 81%. El alto porcentaje de las compras de vino a granel responde en gran medida a la práctica muy expandida en el país.

Fuente: lugardelvino.

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